domingo, 23 de enero de 2011

Capítulo XIV

 Había pasado un fin de semana de grandes acontecimientos, porque McCluskey y la policía habían allanado el Flamingo y otros negocios que eran de los Santino y que ahora pertenecían a los Gilardino. No les duró mucho el reinado, tal como se predijo. Eso fue un gran avance para nosotros, en pocas palabras, Antonio nunca pudo echarle mano a todo el poder.
 Frank seguía desaparecido, pero con la policía pisándole los talones gracias a la información que nosotros le proveíamos.
 Era cuestión de días.
 Había pasado el Lunes y en casa de Simon por la noche, el tema de la boda de Roberto “El Gatillo” y Antonietta dominaba por sobre cualquier plan, y eso significaba que había felicidad, además de optimismo, en el ambiente. Yo no dejaba de sonrojarme ni Michael tampoco. Otra vez me propuso matrimonio y desde el Viernes me mandaba tarjetas doradas con una flor todas las mañanas, y las tarjetas decían. “Hermosa Scarlet ¿Te casas conmigo?” una y otra vez.
 Yo andaba por las nubes pero Simon resoplaba cada vez que llegaba Pipy -el pequeño niño amigo de Michael- trayendo las tarjetas. Debía sentirse muy abrumado por tanto amor en el ambiente cuando él no estaba acostumbrado a eso y además estaba solo.
 Así que durante esas reuniones nocturnas, las sonrisas y miradas atrevidas abundaban entre Michael y yo. Más torpe y más tímida estaba poniéndome ¿Y él? Tan torpe y tímido como yo.
-¿Qué les pasa a ustedes dos?- Roberto, alegre y radiante, se había dado cuenta del secreteo y notaba que Michael no prestaba atención a nada –Estás en las nubes, Mickey. A ver-
 Y yo creía que Michael simplemente evadiría otra vez el asunto pero:
 -Bueno, es que todavía espero que esta señorita aquí presente me dé una respuesta- respondió y yo me quedé con la boca abierta- Le he dicho que me quiero casar con ella-
 Los hombres se rieron como si fuera un triunfo, Michael habló al fin. Mary por su lado, que vivía un romance con Rupert Altieri y era una chica muy como yo, soltó una exclamación de ternura:
 -Oh, que lindo. El amor está en el aire- suspiró -¿Qué dices, Scarlet??-
 Yo me moría de pena, estaba roja.
 -Bueno… ya veremos, chicos, ya veremos- nunca dando una respuesta concreta.
 -Cuando todo eso termine- intervino Michael para ayudarme – Tendremos el tiempo-
 Lo que indicaba que nuestro matrimonio no sería posible sino después de acabar con esta guerra. Michael tendría aquella recompensa al final del arduo camino y tal vez él mismo lo deseaba así, para tener valor y mucho empeño para luchar por su vida.
 Simon sonrió satisfecho, porque Michael cada vez demostraba que cumplía con todos los requisitos tanto para ser parte de la banda como para tomar mi mano. Lo estaba aceptando por completo a pesar de las circunstancias en que habían estado los dos.
 -¡Woww, entonces ya entendemos tu apuro  por matar a esos malditos!- comentó Roberto que no se callaba, la felicidad, los tragos y la audacia de Michael lo tenían muy inspirado.
 Simon se rió por lo bajo, Michael bajó la mirada más apenado que nunca, Mary me miraba con picardía y yo me excusé con el pretexto de que se estaban quemando los spaguettis que cenaríamos.
 Corrí a la cocina dejando al pobre Michael a cargo de la situación y sin saber qué hacer, sus sentimientos más íntimos habían sido expuestos.
 Me refugié en la cocina donde el aroma a salsa bolognesa me reconfortaba cual medicina. No debía estar escapando así de algo tan maravilloso y romántico, tal como me decía mi difunda amiga Clarissa… solté una lágrima…que era muy afortunada porque muy pocas personas en el mundo conocían y disfrutaban del verdadero amor, así que aquellos temores y fantasmas me los tendría que espantar como fuera.
 Eché un vistazo inadvertido por la puerta para ver qué pasaba en la sala. Afortunadamente la situación no daba cabida para perder el tiempo indagando en asuntos privados, la reunión volvió a enfrascarse en los Gilardino.
 -Están matando a troche y moche, pero la policía afortunadamente está actuando como esperábamos, y siguiendo la ley- canturreaba Simon con mucho optimismo, lo que era una ironía considerando la gente que estaban matando los Gilardino- ¡Clausurado el Flamingo! ¡Es la mejor noticia que he oído en mucho tiempo!- y alzó su copa, los demás tocaron madera.
 -Frank está en fuga ¿Dónde rayos se habrá metido esa cobarde rata?- gruño El Gatillo y Mary hizo un gesto parecido.
 -No se preocupen- ronroneó Simon con una sonrisa de oreja a oreja –Yo puedo conseguir pistas-
 Al oír eso Michael se levanta como un resorte del sofá donde se había sentado hacía poco, ya que el asunto le incumbía y mucho.
  -¿En serio? ¿Dónde de puedo encontrarlo?- otra vez dejaba que todo el mundo notara su ansiedad por terminar con todo eso, sabiendo ya por qué.
 -Amigo, te entiendo. Planear tu boda para después de todo ¿Eh?- Roberto otra vez se ponía impertinente, pero Michael no pudo evitar que la sonrisa pícara apareciera en su rostro, ya que el hombre, que estaba borracho y también enamorado, exponía la verdad que él no podía expresar –Eso tiene su encanto ¿No es verdad, chico? Será una gran recompensa- y le dijo “chico”, porque aún y cuando Roberto solo era cinco años mayor que Michael, lo veía a él como un niño.
 -Michael, espera. Yo creo que éste no será trabajo tuyo- aclaró Simon poniendo fin al relajo que montaba Roberto.
 Michael hizo un esfuerzo para olvidarse de sus planes de boda con Scarlet y lo que decía Roberto para enfocarse en su trabajo:
 -Entonces ¿Qué piensas hacer con Frank?-
 -Le pasaré ésa información a McCluskey- contestó este –Así nosotros sólo nos enfocamos en los Gilardino, los más poderosos-
 Michael asintió de acuerdo. La cena estaba lista y Roberto y yo pusimos velas en la mesa y todo. Fue muy acogedor.
 -Scarlet averiguó algo muy útil- ultimábamos detalles ya. Después de la cena recogeríamos los platos para lavarlos y ya todo el mundo se marcharía –Que Rocco frecuenta el Break O´Dawn, o más bien, anda merodeando a la otra bailarina de Scarlet- por más que Simon ahora prestaba atención al asunto, ni siquiera se acordaba del nombre de la pobre Odette- Me parece que allí podríamos atraparlo- opinaba.
 -Excelente, yo también creo eso- Michael estaba satisfecho y muy encantado con los spaguettis – Solo déjenmelo a mí, ese maldito mató a la mejor amiga de Scarlet y su vida también está en peligro por culpa de ese. ¡Es mío!-
 Nadie le discutió eso a Michael.
 -Espero que no te pongas en peligro- le dije yo muy preocupada –Ese hombre… ese hombre ¡Por favor Mike, sólo cuídate!- no estaba nada animada, no me gustaba que Michael se arriesgara con esos trabajos. Aquel mar de temores y emociones me tenía mal.
 -No te preocupes- me dijo, y a veces me parecía que la inmadurez de Michael hacía que no viera los peligros con responsabilidad. O tal vez me equivocaba –De esto saldremos rápido, y bien parados. Ahora nadie me va a matar- y el jugueteo se había acabado al pronunciar estas terribles últimas palabras.
 -Ese espero- dije yo y le tomé la mano. Todos los demás callaron respetando el momento – Lo más importante es tu vida ¿Me prometes que eso es lo más importante, verdad? Porque hay un matrimonio esperándote al final de todo este arduo camino-
 Y Michael se puso radiante, una luz angelical le iluminó el rostro y olvidaba otra vez el peligro que le esperaba: yo le estaba dando el “sí” a su propuesta, al fin, y claramente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario