jueves, 17 de marzo de 2011

Capítulo XIX


 Michael me estaba entrenando, me enseñaba a ser fuerte en este mundo. No solo el uso de la pistola- que ya me lo había enseñado- sino también otras técnicas y clases de armas. Me enseñó el mundo más allá de mi burbuja y a no tenerle miedo a las cosas a las que le tenía miedo.
 Yo le di aceptación, amor y salvación por sobre todas las demás cosas.
 La noche que mató a Annie fue una noche muy difícil para él, regresó antes de las doce como me prometió- yo no pude pensar en la boda ni en nada sin dejar de preocuparme por él- lo vi llegar en el coche desde la ventana y bajarse Michael y Tony, quien se había mudado al edificio “Vigilante” también. Simon siguió a su casa solo.
 La calidez, la compañía, la comprensión curaron al criminal de blanco esa noche del trago amargo de su misión más difícil.
 Ahora, ambos nos preparábamos para la recta final, porque mi gentil criminal quería acabar con todo eso y al fin poder casarse y vivir conmigo sin ningún peligro acechando.

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 Estudiamos nuestro próximo paso: Rocco Gilardino, pues la vida de Odette dependía de ello.
 Michael sabía de mi preocupación por eso y me prometió que no pasaría lo mismo que con Clarissa, así que después de lo de Annie, Michael y los muchachos se enfocaron en seguirle los pasos a Rocco.
 Era ya Jueves cuando montamos guardia por toda la zona norte, yo estaba también allí, aunque Michael me quería lejos del peligro, pero a la vez sabía que quería vengar a Clarissa. Y eso lo comprendía totalmente, y  había que terminar el trabajo,  para ser libres.
 Ese Jueves  mi mente se llenó de recuerdos, era mi noche de show y vi mucha gente conocida acercarse al casino. Ahora no consideraba eso mi mundo sino una ilusión a la que me aferraba para poder sobrevivir. Mi realidad había llegado con Michael y las piezas dispersas encajaron para armar mi mundo y el de él.
 Ahora Scarlet Jones se escondía dentro de un automóvil, vestida de hombre y armada, con el alma en un hilo por el peligro al que se exponía el hombre que amaba.
  Sabíamos a qué hora cazar a Rocco porque un empleado del Break O´Dawn nos contó que Odette salía de noche, con mucha frecuencia, y que también había visto a Rocco aparecerse por el casino a esas mismas horas. El empleado, por supuesto, no le encontraba el sentido a nada de eso, pero nosotros sí. Y había que planear el golpe rápido.

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 Eran las diez y treinta, ella no debió salir sola pero, desesperada, Odette salía a escondidas de noche del hotel para buscar trabajo en otro lugar. Cualquier bar le serviría, por ahora, para alejarse del Break O´Dawn. Aquel lugar estaba perdido, Scarlet, Clarissa y Raúl estaban muertos y ella estaba aterrada.
 Ingenua, pobre ingenua, no podía darse cuenta de que un Plymouth negro la seguía siempre y esa noche no era la excepción, ese Plymouth la espiaba por si ella se encontraba con Scarlet Jones e iba a secuestrarla ahora para interrogarla con respecto a la fugitiva y su amante negro. Cosas de las que ella no sabía nada, pero eso de nada la salvaría.
 Sus tacones sonaban sobre la calzada como tantos otros que habían encontraba la muerte en algún callejón.
 A las diez y cincuenta sintió el automóvil frenar de golpe junto a ella en una calle concurrida del centro de Chicago, un hombre de negro salió de el a una velocidad que no le permitió reaccionar y la tomó del brazo.
 Estaba perdida.
 ¿Oh no? El hombre de negro la apartó del camino y la metió dentro del carro con fuerza, pero el peligro no lo corría ella sino la gente que estaba en la calle puesto que se había desatado una balacera terrible en aquella zona. Pero ella quedó a salvo de eso, porque precisamente, la habían metido dentro del carro.
 El hombre de negro que la había sacado de la calle estaba allí dentro con ella, mirándola con angustia:
-¿Estás bien?- le preguntó.
 Simon había ido en el Plymouth de incógnito, siguiendo los pasos de Rocco que no estaba solo, la pandilla de Luisito estaba con él.
 Michael me dejó oculta en otro carro, con el motor encendido y al volante, mientras él se acercaba por la calle hacia Rocco; y Tony y Rupert se encargaría de los ocultos Luisito y sus tres hombres.
 Rupert y Tony matarían a Luisito y sus hombres mientras Michael iba tras de Rocco y Simon se llevaba a Odette del lugar. Ése era el plan, pero no todo salía siempre bien.
 Rocco, como siempre, pretendía acercarse a Odette como lo había hecho ya, pero esta vez la secuestraría con la ayuda de Luisito y sus hombres. Michael iba vestido de blanco caminando por entre las sombras, confiado en que los hombres de Luisito estarían anulados por Tony y Rupert.
 Pero ni Michael, ni ninguno de nosotros imaginó que el mayor peligro era Rocco solo. Demasiado confiado, Michael pretendía abatirlo apenas estuviera a unos metros de él y sin obstáculos en el medio, o sea Odette.
 El Plymouth frena de golpe, Odette es rescatada, los hombres de Luisito y Luisito mismo son atacados y se arma una balacera, Michael saca su Walther y apunta hacia Rocco, pero no se percata de que Rocco tenía instintos de fiera y era tan astuto y hábil como él, así que ya se había dado cuenta que Michael estaba allí, lo había sentido llegar y voltea arma en mano. Ambas pistolas disparan y Rocco es impactado en un costado, pero permanece firme y le dispara a Michael.
 Corrí con el auto a buscar a Michael, y me encuentro es con una horrible escena allí en la calle: Michael estaba tirado en el piso y Rocco todavía de pie, muy débil y tambaleante, pero de pie y mirando a Michael con un desprecio abrumador. No sabía de dónde sacaba fuerzas aquel hombre bestial que no se debilitaba con la herida de bala en el pecho. Tenía la necesidad de humillar a Michael, de pisotearlo antes de matarlo.
 Mucho me había hablado Michael de eso, de cómo lo discriminaban y lo despreciaban, y yo no había visto eso con mis propios ojos hasta ese momento. Me dolió en el alma y salí del carro con mi Tokarev TT30 en mano, desesperada por salvar a Michael antes de que fuera tarde.
 No me importaba nada, Rocco había alzado su pistola otra vez muy perplejo por mi llegada, pero era yo o era Michael y decide apuntarle a Michael en la cabeza. Gran error, otra vez me subestimaban.
 -¿Te acuerdas de mí?- me rabia hizo reaccionar al hombre, me miró atontado –Sí, soy yo, bobo, Scarlet Jones-
 Y le disparé tres veces en la cabeza.
 Yo maté a Rocco Gilardino y hubiera caído en la histeria si no hubiera visto antes a Michael despierto y mirándome.
 Pude ver que Michael no estaba gravemente herido y que Rocco en cambio, yacía inerte sobre la acera empañada de sangre y balas.

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 Odette no podía hablar de lo confundida que estaba, había un hombre preocupado por ella allí, así que se tranquilizó. Hubo un tiroteo en la calle, no sabía qué pasaba.
 El carro arrancó pero no rodó muy lejos, el chofer sólo quería alejarse de la zona. Estaba segura de que el hombre de negro la había salvado y quedó impresionada, porque Simon se comportaba como todo un caballero con ella y eso no lo había visto nunca antes.
 -No temas, estás a salvo- le dijo aquel hombre elegante y gentil.
 Pero algo angustiaba a aquel hombre de negro y otro tiroteo alertó al chofer y al hombre de negro aún más. El Plymouth giró violentamente y se dirigió hacia donde provenía el otro tiroteo.

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