martes, 26 de abril de 2011

Capítulo XXI

 Yo pasé toda la noche llorando a pesar de todo, porque no podía olvidar la manera en que Rocco trató a Michael, pude ver con mis propios ojos lo que él tanto me había contado. Su sufrimiento fue mucho y tal vez yo no llegaría a saber cuánto. Era doloroso.

 Y no importaba saber que la herida nunca fue grave, el solo hecho de que Michael estuvo cerca de la muerte bastó para yo me derrumbara. Otra cicatriz más en su cuerpo, sin embargo no tan grave como la que marcaba su cabeza, aquella herida terrible que yo jamás vería.

 Dedicarme a él calmó mi dolor y esa mañana siguiente lo tuve que despertar temprano para darle las medicinas, y él enseguida notó que yo había llorado. No importaba cuántas horas hubieran pasado, él siempre se daba cuenta de cuándo había llorado.

 -¿Qué pasa, Scarlet?-

 -Si tu no vivieras, Mike, yo tampoco-

 Él reflexionó por un rato, estaba muy débil como para moverse todavía.

 -Yo tampoco viviría sin ti- su brazo izquierdo estaba ya inmovilizado, pero su mano derecha llegó hasta la mía. Sudorosa y fría.

 Michael durmió toda la mañana y a eso de las diez y treinta salgo al parqueadero y mi sorpresa fue encontrar el Ford Deluxe negro de Simon ya allí estacionado. Busque por las habitaciones a Odette y no me fue difícil encontrarla: afuera sentados en la orilla de la acera frente a la habitación estaban Odette y  Simon hablando como si hubieran estado allí toda la mañana.

 Sonreí de oreja a oreja y regresé silenciosamente a mi cuarto. Esperaría a que ellos me buscaran.

 Y no tardaron mucho en tocar la puerta, de hecho.

 -Hola Scarlet, somos nosotros- habló la voz de Simon, que venía con Luciano.

 Lo primero era hacerle el chequeo a Michael y cambiarle el vendaje del brazo.

 -¿Qué noticias hay?- preguntó el herido.

 -Pronto sabremos, mandé a un informante a la zona, quedamos en reunirnos aquí-

 Nos trajeron algo de comida y eso, no había radio en la habitación así que había que esperar a que ellos dos regresaran con las noticias.

 -¿Cómo está tu amiga?- Michael había logrado sentarse en la cama y comía un sandwitch.

 -Muy bien ¿Sabes? Mejor de lo que esperaba- no sabía si era muy apresurado, pero bueno, se lo dije- Me gusta la forma en que Simon y ella se han conectado-

 -¿Tú crees?- sonrió más animado.

 -Conozco a Simon, créeme, se conectaron. Nunca lo vi así antes-

 -Por eso lo noté contento esta mañana, no eran ideas mías- los dos sentíamos un aire fresco y renovado en la habitación.

 -No, no lo eran-

 Michael y yo nos reímos, todo lo de anoche quedaba ya atrás, y eso que aún no sabíamos las noticias del día. Llegarían pronto.

 -¡Scarlet, Michael!- nuevamente era Simon tocando la puerta, esta vez con apremio -¡Noticias!-

 Le abría la puerta y entró con un periódico en la mano, venía solo y nos miró a los dos con firmeza. Cerré la puerta enseguida.

 -McCluskey está imparable- soltó con una sonrisa –Eliminó a Frank Santino, anoche, a él, sus hombres, una masacre-

 Michael tomó el periódico con ansias y buscó la noticia. No solamente la masacre en la estación del tren, otras masacres habían ocurrido- por supuesto, incluido lo de Rocco Gilardino y su banda- a lo largo ya ancho de la ciudad. La Cosa Nostra estaba siendo exterminada.

 -¡Esto va bien, esto va muy bien. Los Santino están acabados, menos trabajo para nosotros!- decía Simon con optimismo.

 Michael parecía emocionado, como si viera al fin el final de un largo camino.

 -Solo falta él- dije yo sombríamente.

 -Y yo te aseguro, Scarlet, que los días de Antonio ahora sí están contados- la voz de Michael sonó mucho más gruesa al afirmar esto.

 -Pero primero debes recuperarte, Mike, y eso tomará tiempo-

 Michael rezongó como un muchacho, pero se notaba lo adolorido que estaba.

 -¿Cuándo nos vamos?- preguntó ansioso.

 -¿Te sientes lo suficientemente bien para eso, Mickey?- Simon parecía preocupado.

 -Ya oíste al doctor. Además, sólo es mi brazo, mis piernas están bien. Puedo hacer el esfuerzo. Vámonos a casa, Scarlet-


 La recuperación de Michael sería lenta, pero de vuelta al 3-C del “Vigilante” fue bueno para él, nos reencontramos con Pipy -nuestro pequeño amigo que de vez en cuando se aparecía en el apartamento, el niño huérfano y discapacitado que se estaba convirtiendo en nuestro hijo adoptivo- quien se alarmó mucho al ver el estado de Michael, pero pronto se le pasaría. Yo haría todo lo posible por aligerar la recuperación.

 Pero Michael no se quitaba de la cabeza la meta de terminar con Los Gilardino, con Antonio, porque así podríamos vivir en paz y casarnos.

 Pipy nos hizo compañía unos días, aunque era un espíritu libre y no se quedaba en hogares por mucho tiempo, así que el pequeño apartamento oculto adquirió mucha vida. Sabíamos que para un niño como él, casi sordo, le era difícil entender lo que le explicábamos que había pasado, y a mí me preocupaba muchísimo esa vida independiente que llevaba, pues solo tenía siete años y era casi discapacitado, pero Michael parecía no ver mucho el peligro, no le preocupaba que Pipy anduviera por las calles solo. Estaba acostumbrado, al igual que Pipy, a la dureza de las calles. Tal vez por eso.

 Una tarde después nos encontrábamos los dos en la sala y teníamos sobre la mesa una lista de iglesias de todo el país con sus respectivos números telefónicos. Una de ellas no presentaba problemas para nuestro matrimonio así que Michael andaba como loco, corría de un lado para otro y no paraba de hablar por teléfono. Ya habían pasado cuatro días en recuperación, pero aquello era muy poco tiempo, debía reposar pero no me hacía mucho caso.

 -Es el momento, los Gilardino han caído en la trampa, creyeron que lo que hicimos el Jueves pasado fue culpa de los Santino ¿Te das cuenta? Es el momento- me decía sin dejar de recorrer toda la sala.

 Estaba emocionado y yo también, pero no debía pasar por alto lo adolorido y débil que estaba para eso.

 -Mike, no debes esforzarte, solo han pasado cuatro días. Estás convaleciente todavía- insistía yo –Creo que debemos esperar un poco más-

 Él se sentó en el sillón como un niño regañado, no quise bajarle el ánimo de esa manera pero su salud era más importante.

 -Nos casaremos en la iglesia Saint Michael´s, amor, en Lake Ville ¿Te imaginas eso? Yo pensaba que tendríamos que tomar un avión e ir a otro país para eso- me dijo con ojos iluminados –No necesito este brazo para lo que tenemos que hacer si hay un buen plan-

 -Estás muy débil, no lo niegues-

 -Estoy bien, créeme- decía alegremente –ya hablé con Simon, no vamos a escatimar oportunidades, Scarlet. El golpe vendrá pronto, muy pronto-

 Yo no sabía qué pensar pero sin duda que ya había pasado demasiado tiempo esperando por esta venganza, yo también sentía la fortaleza de esa seguridad de poder terminarlo todo de una vez. Pronto, muy pronto, eso nos daba ánimos.

 Observé la ilusión en el rostro de Michael y también deseé que el golpe fuera mañana mismo.

 Suspiré y decidí dejar que las cosas siguieran el curso que debían tomar.

2 comentarios:

  1. Oh!, ¡al fin!, siempre que tenía tiempo revisaba...¡y nada!, lo bueno es que ya tuviste tiempo :)
    Están geniales los 2 capítulos, espero con ansias el siguiente ;D

    Cuídate.

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  2. ¡¡Hola nena!! Bueno, aquí como que no hay un botón de "Responder" pero te respondo así a ver que tal. Sí, ya puedo continuar el fanfic al menos con un poco más de ligeresa y te cuento que solo quedan dos capítulos para terminar.
    es hasta el 23 aquí, creo que voy por el 21 :)))

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